Estamos en medio de una situación que nunca antes de había vivido en la tierra, claro, han existido pandemias, pero no con la velocidad y alcance de la actual. A partir de muchas buenas decisiones y otras no tanto, parece que hemos ido controlando la expansión de este letal virus y, también parece, que regresaremos a una “nueva normalidad” donde ya nada será como antes. O al mes, eso es lo que parece. Pero ¿qué tantos cambios tendremos en la vida diaria? Aquí algunas ideas.
La nueva norma y economía se denomina de “bajo contacto”, donde el común denominador será el que no podamos “juntarnos” como antes. Esto tiene por supuesto muchas aristas y perfiles, pero tratando de centrarme en unos cuantos, estos serían:
Viajar en avión será una experiencia muy diferente. Restricciones desde la llegada al aeropuerto, poco o nulo servicio a bordo, mucho estrés por el uso obligado de cubre bocas y, sobre todo, la constante tención de poder ir viajando junto a alguien que esté infectado y no lo sepa. Escuchar un simple estornudo será toda una historia y, claro, estaremos a merced del personal a bordo con sus, a veces, absurdas decisiones.
¿Eventos? Hay que irse olvidando por un buen rato de reuniones masivas. Todo lo que tiene que ver con entretenimiento, conciertos, presentaciones y demás, pasará al cajón de los pendientes pues la primera característica de todo esto es: mucha gente junta en el mismo lugar. Quién sabe cómo lo irán resolviendo, claro, están las presentaciones on-line, pero nunca serán lo mismo.
Home Office, para algunos, esta podría ser la nueva forma de trabajar, tal vez no de forma permanente, pero la experiencia forzada de usar esta modalidad de trabajo puede ser que resulte positiva. No es para todas las personas ni para todos los puestos, pero en un balance vida/trabajo, seguro que son puntos más a favor que en contra (claro, dependerá mucho de las condiciones en tu casa)
Más cuidado de la salud… ya no dejaremos para más adelante la visita al doctor, una simple gripa o calentura puede ser el aviso a tiempo de que tenemos algo más complicado, incluso, el nuevo virus. ¿Tendremos que ir al consultorio? Posiblemente no. Con el uso generalizado de video llamadas y formas de pago más simples, muchos doctores (obligados por la situación) están ofreciendo su servicio de esta forma. Aunque, claro, habrá muchas veces en que sí tengamos que ir físicamente al consultorio, sobre todo por la “valoración”, pero calculo que más de la mitad de las veces se podrá resolver por larga distancia.
Claro que hay más cuestiones y situaciones que tendremos que sortear por la pandemia. Y no sólo es que vayan levantando poco a poco las restricciones de salir de casa y demás asuntos auto impuestos por la sociedad civil o desde el gobierno, sino que ya nada será igual. En el típico día de trabajo, todo lo que hagamos posiblemente sea sin contacto. Nada de saludar de mano, de beso, abrazo, todo eso pasará al recuerdo. Aquí lo más importante es que cada quien crea en sus convicciones y respetemos. Si alguien no te quiere tocar, adelante, está en su derecho. Si tu no quieres tocar a nadie, también estás en tu derecho.
Nada de decir “ah, no, es que es mi cliente, ¿qué va a pensar si no lo saludo normal?” pues que piense lo que quiera, pero ahora sí que la salud es primero y por más importante que sea la venta, si el otro sujeto se molesta, sus razones tendrá y tal vez no te convenía hacer negocios con él.
En fin, son muchas elucubraciones y hasta el momento en que escribo esto, por lo menos en México, seguimos guardados en casa (los que podemos) y siguen al pie del cañón todos los que tienen que desarrollar actividades esenciales y, por supuesto, en la primera línea de batalla el personal médico, quienes, obviamente, también serán vistos desde otra perspectiva al concluir la etapa aguda de esta pandemia que, sin decir agua va, llegó rápidamente a todos los rincones del planeta.
Yo creo que sí es cierto.